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Ciclo Agrario y Cosmovision Campesina

La verdadera muerte es el olvido

El permanente vínculo con las comunidades campesinas se ha transformado a través del tiempo en una escuela fundamental para el aprendizaje de expresiones musicales y narrativas, y nos ha llevado también a comprender los múltiples ritos y símbolos que por generaciones han sido sostén de la vida campesina. Uno de estos importantes e impactantes aprendizajes ha estado relacionado con la muerte.

 

En nuestra cultura occidental no estamos preparados para enfrentarnos con el término de la vida terrenal. No existe una educación adecuada frente a este importante paso. La cultura campesina, no obstante, mantiene hasta hoy un sentido de la muerte heredado de las culturas ancestrales, cuyo más profundo significado nos dice que si bien la vida terrenal termina, se pasa a una nueva vida.

Velorio de Angelito
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Dentro de los ritos mortuorios, el velorio ocupa un lugar muy importante. El velorio de un adulto, por ejemplo, se llora y se celebra. En la habitación del velatorio se rezan rosarios para acompañar al difunto durante todo el día y toda la noche, ya que no se debe dejar solo en ningún momento. Al término de cada rosario la rezadora o rezador hace un nudo en el cordón de Lázaro, hecho de lana, lienza u otro material, que luego se introduce dentro de la urna antes de sacar el ataúd al cementerio, y que sirve de ayuda al fallecido para espantar los perros de Lázaro cuando llegue al río Jordán. Mientras más rosarios se hayan rezado, más nudos tendrá dicho cordón, aliviando entonces este tránsito.

 

De manera paralela a lo que ocurre en el velatorio, en la cocina se prepara la comida para atender a los asistentes. Muy importante es que sea una comida abundante, para lo cual se faenan aves y algún animal, se prepara pan amasado y se sirven diversos bebestibles. La comida es símbolo de fertilidad, de vida, lo que también va a ayudar en este camino al difunto. Los hombres en el patio o en la misma cocina alrededor del fogón, relatan mentiras, cuentan adivinanzas y chascarros. Entonces, se crean dos espacios: uno en el velatorio con rezos y llantos, como representación de la muerte y la pérdida; y otro en la cocina con risas y comida, celebrando la vida.

Tonada de Angelito. Rosa Hernández

Si es el dueño de casa quien ha fallecido, su viuda debe permanecer durante todo el velorio al lado de su difunto esposo, expresando su dolor junto a las demás lloronas, mujeres buscadas especialmente para lamentar al muerto. No debe realizar ninguna otra tarea, como atender a los asistentes o sentarse a comer con ellos, ya que su función es llorar a su marido hasta despedirlo en el cementerio y posteriormente guardar un riguroso luto.

 

Los descansos son otro espacio de alta significancia ritual. Al emprender el camino al cementerio, en el caso del dueño o dueña de casa, se realiza una primera detención o descanso en el árbol más cercano, donde se deja una cruz y la comitiva se dispone a rezar. Luego, continúan los descansos durante el trayecto, en donde la oración se repite.

Finalmente, a la salida del cementerio se reúnen familiares y amigos alrededor de los canastos vendimiadores que contienen pan amasado y tumbas -grandes trozos de carne-, para compartir entre todos los asistentes, ya que muchos de los acompañantes han venido de lugares muy lejanos y es importante que luego comenten que fue un lindo velorio. Se fue bien acompañado el finado y bien atendido.

Lo que había antes, que yo también he hecho es ayudar a bien morir, o sea, hay una persona que se está muriendo en su casa y ya está… es viejita, no está en el hospital, se está muriendo en la casa, y la buscan, a la persona que saben que es más católica, que sabe más, a la persona la buscarn para que vaya a ayudar a bien morir. Yo he ido varias veces, me han venido a buscar, que se está mueriendo una señora y uno lleva un libro y le reza, le reza alrededor de ella, en la cama, así, alrededor, y con un Cristo la santigua, lleva agua bendita, con una ramita la rocea, la casa, la pieza donde está la persona. Esas son costumbres antiguas, todas esas cosas. Se ayuda a bien morir. Antes venían a buscar a mi hermana y ahora me vienen a buscar a mí.

El velorio de angelito, rito que acompaña la muerte de un niño menor de siete años, se fundamenta también en este sentido de muerte: el paso a la vida eterna. La madre de este niño tendrá quien vele por ella permanentemente desde el cielo.

 

Muchos son los símbolos que acompañan a este velorio. En primer lugar, se encuentra el altar donde se sentará o acostará al niño. Una mesa utilizada en el cotidiano se cubre con un mantel blanco “rodeada de papelitos”, como dicen los versos de la cueca. Son flores blancas hechas de papel volantín. En el respaldo de la mesa se clava un paño, ojalá celeste o blanco que representan el cielo y la pureza respectivamente, y otro género que se coloca como techo. En medio de la mesa se ubica al niño, sin ataúd, antiguamente sentado en una sillita y hoy acostado.

 

El cuerpo del niño se viste con una “albita” o “mortajita”, atuendo cortado de una sola pieza, solamente hilvanado y con adornos recortados con tijeras en el borde. Si es niño, se le acomoda una cinta celeste amarrada en la cintura, y, si es niña, una cinta blanca. Alitas de papel se le colocan en su espalda y también palomitas recortadas colgando a su lado. Una escalerita del mismo material sube desde su “guatita” hasta el cielo. Todos estos elementos sirven de ayuda al angelito en su tránsito a la vida eterna, donde podrá verle la cara a Cristo

La madrina tiene un papel fundamental en toda esta preparación. Ella debe hacerse cargo de confeccionar los elementos necesarios, junto a otras mujeres que le ayudan. La madre no debe hacer nada, tampoco llorar, ya que las lágrimas mojarán las alitas del angelito y no podrá ascender al cielo. El padrino también tiene un rol importante. Se preocupa del ataúd del niño y, junto con el padre, debe proveer suficiente comida para atender a los numerosos asistentes.

Goza tu Gloria Angelito
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Otro elemento simbólico de suma importancia en este rito es el canto de angelito. En las zonas del Biobío y Maule Sur, es la cantora quien acompaña el velorio con tonadas, cuyos hermosos versos despiden al niño o niña:

 

 Goza tu dicha angelito

Del cielo te viene aviso

Que te vienen a encontrar

Dos claveles y un narciso.

 

Que glorioso el angelito

Clara luna cuando asoma

Su pelito trenza de oro

Su cuerpo es una paloma.

La cantora también toma la voz del angelito para conformar a su madre.

 

No llore madre querida

No llore consuélese

Que yo me voy para el cielo

A rogar por usted.

 

Adiós pues madre querida

Ya me voy no me demoro

Porque Dios me está esperando

Para principiar un coro.

 

Cueca Angelito
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Todos estos elementos constituyen entonces un todo, que traduce simbólicamente el sentido que tiene el paso de la muerte a la vida eterna.

Los velorios de angelito fueron reprobados y perseguidos por las autoridades eclesiásticas en Latinoamérica desde el siglo XVIII, degradándolos con el tiempo a meras supersticiones y provocando el debilitamiento de esta expresión mortuoria. Sin embargo, aún existen familias campesinas que frente al fallecimiento de un niño acuden a la simbología de este rito. Escuchamos el testimonio de la integrante de una familia de Curanilahue, quien en 2016 nos comentaba:

 

En mi familia seguimos haciendo el velorio de angelito como se hacía antes, porque así es”.

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