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Ciclo Agrario y Cosmovision Campesina

El santigüero es cosa sagrada

Ojo, mal de ojo o estar ojeado, son algunos de los modos en que podemos referirnos a este padecimiento, tan habitual en niños y lactantes, y a veces presente también en personas adultas, plantas, animales y objetos, tanto en el campo como en la ciudad.

 

 

Hay personas que tienen sangre fuerte. Esas personas son las que ojean a las guaguas. Le dicen “qué linda está la guagüita” y no le agregan “que Dios la bendiga”, que es un contra, y altiro la ojean. (Berta Carrasco)

SANTIGUERIO FLORENTINA CUEVASArtist Name
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Las personas que ojean a otros lo hacen sin proponérselo y muchas veces sin darse cuenta de ello. Más allá de la voluntad, es la condición de tener la sangre “fuerte” o “pesada” la que desata el desequilibrio que deriva en esta enfermedad, y que se transmite a través de la mirada cuando algo o alguien genera admiración por su belleza o peculiaridades. Para evitar verse envuelto en este tipo de circunstancias, la tradición recomienda hacer uso de algún contra que evite dicha situación.

 

Quienes creen tener la sangre fuerte o temen ojear a alguien, deberían utilizar frases como “Dios lo bendiga” o “Dios lo guarde”, o, en el caso de los niños, recurrir a un ligero insulto como “cabro de porquería”, “que feo este cabro” u otro similar. Por su parte, si alguien desea proteger a su criatura, puede ponerle parte de su ropa interior al revés, o colgarle en su ropa o en su cuna una medallita, escapulario o bolsita roja con hojas de ramos benditos.

 

Algunas de las muestras físicas del mal de ojo son decaimiento, frente salada y empequeñecimiento de un ojo, además de llanto excesivo para el caso de los bebés. La única manera de mejorar este mal es a través del rito del santigüerio, realizado por alguna persona, en su mayoría mujeres, con cualidades especiales para devolver el equilibrio interrumpido.

No cualesquiera pueden ser santiguadoras. Yo fui la única que heredó el don porque Dios me lo dio. Yo creo que cualquiera no sabe de estos santigüerios de vida antigua, porque hay que saber hacer las cruces donde cae la palabra… no es llegar y santiguar no más. (Estela Castillo)

Así como no cualquiera puede santiguar, también existen muchos códigos que respetar y que varían de acuerdo a cada la localidad. La señora Rosa Albornoz, de la comuna de Pelluhue, en 1990 nos relataba la manera en que ella santiguaba:

Oración santigüerioArtist Name
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Me pongo aquí en el brazo a la guagua, igual como para el bautismo, con una vela encendía al lado de la mesa de los santos en mi pieza. Me persi’no y luego persi’no a la guagua y digo “Criatura de Dios yo te santiguo, te veo, te ensalmo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Y ahí se persi’na otra vez.

La señora Berta Carrasco, de la comuna de Santa Juana, en 1978, nos compartía también sus oraciones para santiguar:

 

      Por la señal de la santa Cruz, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Virgen María, antes del parto, después del parto, siempre virgen. Con el manto de Abraham te cubro, con la leche de la Virgen te roseo, con la espada del Señor yo te santiguo, con la llave de San Pedro te encierro. La santísima trinidad, Santa Clara bendita, San Antonio de Padua, San Juan Evangelista, todos los santos apóstoles. Con Jesús Matú, a Jesús Matú, a Jesús Matú, sáname a esta afligida persona de toda enfermedad, de ojo, resfrío, calentura, gota coral o cualequier otra enfermedad. Amén.

Cada santiguadora posee una forma particular de santiguar y guarda también celosamente sus secretos. No todas comparten sus oraciones ya que, se entiende, obedecen a espacios y tiempos sagrados propios del rito de sanación. En ese momento, junto a las plegarias elevadas a Dios, se utilizan también ajíes, azúcar o hierba mate, velas, una cruz de palqui o ramos benditos, todos elementos que en su conjunto ayudan a alejar el mal.

 

La fe en Dios hace a la especialista. A su vez, quien confía en Dios pone también su fe en la capacidad de cada una de estas mujeres como reintegradoras del equilibrio, logrando un consenso colectivo y un lenguaje efectivo para la recuperación de la salud.

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