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Ciclo Agrario y Cosmovision Campesina

Con Dios me acuesto, con Dios me levanto

Rezos, santigüerios, novenas de santos, animitas, velorios de angelito y otras tradiciones de la religiosidad popular, son algunas de las expresiones en que las comunidades campesinas traducen su profunda necesidad de conectarse con lo trascedente. Desvinculadas de jerarquías e instituciones religiosas, estas conmovedoras manifestaciones, sencillas y alegres, se encuentran cargadas de una profunda afectividad que hasta ahora la tradición oral ha mantenido vivas.

La tierra, el firmamento, el entorno natural, los seres vivos, la germinación de la semilla, forman parte de un universo que da sentido a la vida. Desde allí, la naturaleza entrega claves, ritmos, modos de vinculación con lo trascendente y un particular sentido del tiempo donde el rito adquiere especial significado. Destacan en la religiosidad campesina, las novenas, procesiones y fiestas que se realizan en honor a algunos santos, ya sea por devoción heredada de sus antepasados o por manda.

Relato y Tonada de San Juan

Las Cármenes, San Antonio, San Pedro, el niño Dios, San Sebastián, etc., son algunas de las tantas fechas que pueblan el calendario religioso tradicional y que se encuentran íntimamente ligadas al ciclo agrario. Es así como el trigo para muchos campesinos debe sembrarse después del 3 de mayo, día de la Cruz. El 10 de agosto se le pide a San Lorenzo o “barbas de oro” que traiga buenos vientos, con el fin de que posteriormente el trigo pueda aventarse con mayor facilidad. El 24 de agosto, día de San Bartolo, se ubica una pequeña cruz a orillas de la plantación de trigo o en la casa, como protección porque esa noche pasa el diablo y lo apolva. El 4 de octubre, día de San Francisco, se instalan cruces en las distintas siembras de trigo que se tengan, solicitando una buena cosecha.

 

Existen también algunos días en los que no se debe trabajar para así honrar a determinados santos. El 28 de agosto, día de San Agustín o “día de los ratones”, quien trabaje sufrirá las consecuencias de ver el fruto de su labor comido por los ratones.  A su vez, el 10 de agosto, día de San Lorenzo, se producen incendios si alguien rompe con esta tradicional norma.

Mientras tanto, los rezos acompañan la vida diaria, ayudando en momentos de peligro, en días de temporal, para agradecer al levantarse, al acostarse, al emprender un trabajo o también como contra hacia los brujos.

Otra forma de manifestar la Fe en los santos es a través de los altares, ubicados en algún lugar especial de la casa con imágenes de bulto, tanto de santos como de la Virgen y Jesucristo. En las fechas que corresponden recordar a cada uno de ellos se reza, se encienden velas, se agradece la protección y se hacen nuevos pedidos.

Uno de los santos mayormente celebrados, que se extiende también hacia zonas urbanas, es San Juan, en vísperas del 24 de junio, cuyo origen se remonta a la tradición europea de conmemoración de la llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte, y que coincide con el rito de renovación de diversos pueblos originarios de América, con la llegada del solsticio de invierno.  

Aquí, haya o no haya Juanes hay que celebrarlo igual no más”.

 

Víspera de San Juan

Víspera de alegría

El Señor se alegra tanto

Con toda su jerarquía.

Tal como se menciona en los versos anteriores, la víspera de San Juan es un momento de alegría. Toda la corte celestial está alegre pues esa noche San Juan bajará al mundo a bendecir la tierra y a todos los seres que habitan en ella. Este hecho transforma esa noche en un momento mágico en que lo celestial y lo terrenal se unen y dialogan. Pero algo inesperado sucede:

San Juan ensilla el caballo

La víspera pa’ bajar

Y se queda recostado

En su cama celestial.

 

Al otro día despierta

Con una crecida pena

Hay música que resuena

Dice “ya pasó mi día”.

 

San Juan le dice a Jesús

Señor yo ya disperté

Con mi caballo ensillado

Al mundo nunca bajé.

Rosario
00:00 / 21:12

San Juan se ha quedado dormido y en la tierra lo han esperado. A pesar de ello, la magia de esa noche purifica y bendice, sucediendo también cosas inesperadas. Existen una infinidad de ritos y pruebas propias de la noche de San Juan. Algunas de ellas buscan protección, otras predecir el futuro o cambiar el destino, adquirir nuevas habilidades o alcanzar los anhelos.

 

Antaño, otra particularidad del festejo de San Juan, esta vez para las cantoras, eran las indulgencias que cada una de ellas obtenía aquella noche por entonar un esquinazo de saludo. Los recuerdos de la señora Maximiana Astudillo, o señora Mauchita como todos la conocían, nos trasladan a aquella época:

En las noches salíamos a dar esquinazos a los Juanes y Juanas para ganar indulgencias. Mientras más esquinazos dábamos, mejor. Cada una cantaba al lado afuera de la casa y terminando, salía corriendo paa que el festejado no supera quién le había cantado. Así recorríamos muchas casas. En una cuadra se podían ver a tres, cuatro o más cantoras saludando a los festejados. Así nos ganábamos un lugar en el cielo, saludando a San Juan”.

Pero la celebración sólo se completaba con la fiesta el día 24. Ponches, mistelas y roscas no podían faltar junto a las cuecas, los valses, los brindis y toda muestra de alegría por el encuentro entre familiares y amigos, y también por el encuentro con la magia de la víspera en que se realizaron las pruebas y los ritos necesarios. Infaltable era el estofado de San Juan, cuya preparación comenzaba días antes con la recolección de los ingredientes necesarios para un sabroso resultado: costillar y cuero de chancho ahumados, liebre, conejo, pavos, pollos, patos, gansos, vacuno, codornices y perdices, longanizas, guindas secas, vino blanco y aliños. Una vez listo se dejaba reposar un día para luego comenzar a enviar porciones en pequeñas ollas o platos a la casa de vecinos, amigos y familiares.

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