Ciclo Agrario y Cosmovision Campesina
Una mano ayuda a la otra
Proveniente del vocablo aymara mink’akuy, el mingaco es una más de las herencias andinas transmitidas en el tiempo y reproducidas en el mundo campesino. Se trata de una práctica de tipo colaborativa o de apoyo mutuo, donde un anfitrión o un grupo de anfitriones convocan a familiares, amigos y vecinos a realizar un trabajo de manera conjunta, sin mediar en ello algún tipo de relación salarial. Quienes participan lo hacen de manera espontánea aportando con su trabajo, y los dueños de casa los reciben y atienden con una buena comida, abundante bebida y en algunas ocasiones con canto y música que concitan a la fiesta y al baile, subyaciendo la idea de que en un futuro cercano se pueda retribuir de la misma manera a los cooperantes, cuando alguno de ellos requiera de apoyo en el desarrollo de una faena.
Mingaco de adobe
Proveniente del vocablo aymara mink’akuy, el mingaco es una más de las herencias andinas transmitidas en el tiempo y reproducidas en el mundo campesino. Se trata de una práctica de tipo colaborativa o de apoyo mutuo, donde un anfitrión o un grupo de anfitriones convocan a familiares, amigos y vecinos a realizar un trabajo de manera conjunta, sin mediar en ello algún tipo de relación salarial. Quienes participan lo hacen de manera espontánea aportando con su trabajo, y los dueños de casa los reciben y atienden con una buena comida, abundante bebida y en algunas ocasiones con canto y música que concitan a la fiesta y al baile, subyaciendo la idea de que en un futuro cercano se pueda retribuir de la misma manera a los cooperantes, cuando alguno de ellos requiera de apoyo en el desarrollo de una faena.
Al día siguiente, muy temprano comienzan a llegar los vecinos, amigos y parientes, quienes son recibidos con el tradicional harinado y luego invitados a tomar mate. Un cuchillo enterrado certeramente en el corazón del animal por parte de un reconocido matarife, da inicio al faenamiento. Se recibe la sangre para la preparación de las prietas y seguidamente pasa a pelarse el chancho, tirándole agua caliente y raspándolo con una concha de cholgua para que no queden cerdas. De este proceso deriva el término “mal pela’o el chancho” cuando hay defectos en alguna labor o acontecimiento.
Y así continúan las tareas donde todos los asistentes ayudan en distintas labores: haciendo sopaipillas, longanizas, prietas, chicharrones o preparando el asado para deleitarse con papas cocidas y chancho en piedra, hasta que el día termina. Cada familia al retirarse se lleva algún paquetito con sopaipillas o algún otro cariño entregado por los dueños de casa como agradecimiento por la ayuda entregada ese día, haciendo de la jornada un momento de alegría, festejo y colaboración que interrumpe la cotidianeidad invernal y estrecha lazos entre los asistentes.